Fares, que fue entrevistado por la emisora Radioshow de la capital argentina, estimó que el nivel de comercio entre los dos países (600 millones de dólares) sigue siendo modesto en comparación con el potencial de ambos países y no alcanza la excelencia de las relaciones políticas y culturales bilaterales.
Como ejemplo de este potencial, el sector agroindustrial argentino, que constituye el corazón de la economía, podría estar muy interesado en la nueva generación de fertilizantes desarrollada por Marruecos gracias a su gran riqueza en fosfatos, de lo que es el primer exportador en el mundo.
Esta nueva generación de fertilizantes utilizados en la agricultura es respetuosa con el medio ambiente, explicó el embajador.
El segundo sector con un gran potencial para el comercio bilateral es el de los componentes utilizados en la industria del automóvil, de la que Marruecos es un gran productor.
El Reino, recordó el diplomático marroquí, instaló dos grandes polos de la industria automovilística, en Tánger y en Kenitra, respectivamente, que lo convierten en un productor importante de vehículos y componentes necesarios para la industria automovilística y aeronáutica.
El sector tecnológico argentino ofrece también una gran oportunidad para desarrollar los intercambios entre los dos países, prosiguió el embajador, anunciando la prórroga por cinco años de un acuerdo de cooperación entre los institutos de investigación científica de ambos países.
El embajador enumeró otros sectores que podrían estar en el centro de la promoción de los intercambios, como el de la carne bovina, de la que Argentina es un gran productor, y el turismo.
En respuesta a una pregunta sobre las palancas de esta cooperación, el embajador afirmó que Marruecos y América Latina en general comparten un patrimonio cultural y lingüístico común. Este patrimonio, dijo, nos acerca más al mundo latinoamericano.
Para Argentina, y para América Latina en general, Marruecos constituye una puerta de entrada a África, gracias a su experiencia y su compromiso en materia de cooperación con los países africanos.
Preguntado por la cuestión del Sáhara, Fares destacó las victorias diplomáticas conseguidas recientemente por Marruecos, en particular las numerosas aperturas de consulados de países amigos en el Sáhara, como señales contundentes del reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara.
Por otra parte, el embajador recordó la última reunión del Consejo de Seguridad que aboga por una solución política basada en la propuesta de autonomía marroquí.
El diploma marroquí se refirió finalmente al impresionante esfuerzo de desarrollo realizado por Marruecos en las provincias del sur, que se han comprometido a desempeñar un papel de centro económico regional entre el norte de África y el resto del continente.