"Soy magrebí y siempre he trabajado y sigo trabajando para hacer avanzar este proyecto, pero está claro que algunas fuerzas están decididas a frustrarlo", dijo Marzouki en una entrevista con el periódico “Al Qods Al Arabi”.
Según el ex jefe de Estado tunecino, "siempre que avanzamos y encontramos una solución razonable al problema saharaui en el marco de la autonomía bajo la soberanía marroquí y en el seno de la Unión del Magreb, algunas fuerzas lanzan ataques terroristas para obstaculizarlo", en referencia a los atentados terroristas perpetrados en su país durante su mandato entre 2011 y 2014.
"Los que están detrás del fracaso del proyecto del Magreb son los mismos que están detrás de las recientes maniobras llevadas a cabo por el +polisario+ y que no tienen otro objetivo que impedir cualquier acercamiento o realización del sueño del Magreb", sostuvo.
Marzouki también lamentó el hecho de que la posición del régimen argelino haya sido negativa hacia él y su país Túnez, debido a su posición sobre la cuestión del Sáhara marroquí que no encaja con la visión argelina.
A este respecto, recordó que durante su mandato trató de reunir a los dirigentes del Magreb, todos aceptaron su invitación excepto los dirigentes argelinos, precisando que tenía previsto presentar varias propuestas, incluida una solución a la cuestión del Sáhara en el marco de la autonomía. Sin embargo, "los viejos odios han prevalecido".
En la misma línea, indicó que esperaba que los acontecimientos que sufrió Argelia dieran lugar a una nueva generación de dirigentes que tuvieran el coraje y el espíritu patriótico para comprender que esta política, que hizo a la región perder 40 años, debe llegar a su fin y que ahora es necesario iniciar un proceso positivo de acercamiento entre los pueblos.
"No podemos sacrificar el futuro de cien millones de magrebíes por doscientos mil saharauis que puedan vivir con dignidad dentro de la Unión del Magreb y en el marco de la autonomía propuesta por Marruecos", recalcó.
También consideró que habría que hacer hincapié en la unificación de los países y no en la división, expresando su pesar por el hecho de que la región haya sido rehén de un grupo de personas dentro del régimen contra el que se sublevó el pueblo argelino.