El primer desafío es la seguridad, ya que la zona "sigue siendo objeto de una controversia por parte de elementos separatistas basados en el territorio argelino", escribe Boutin en el sitio francés Theatrum Belli, destacando que Marruecos "considera que es en el marco de una negociación multipartita, que compromete también a los dos Estados vecinos, Mauritania, y, con mayor razón, a una Argelia especialmente implicada en el apoyo al polisario, donde se puede encontrar una solución".
Esta negociación, como recordó el Soberano, subraya el experto francés, "tiene vocación de situarse en el marco de las Naciones Unidas y de basarse en la Iniciativa marroquí de autonomía, un plan de autonomía que ofrecería a estas provincias, dentro del Reino, una verdadera consideración de sus especificidades, en primer lugar, pero también en el marco de una descentralización de empuje, los medios para mantener esta identidad".
Recordando que este enfoque, varias veces calificado en los documentos diplomáticos de las Naciones Unidas de enfoque «realista», Boutin sostiene que SM el Rey lamentó ciertas actuaciones del Frente polisario, que desde hace años, "para existir en la escena internacional y fidelizar los pocos apoyos de que aún goza" multiplica las provocaciones "en la zona desmilitarizada comprendida entre el muro de defensa establecido por Marruecos para impedir las incursiones en su territorio y las fronteras de sus Estados vecinos, Mauritania o Argelia, una "zona tapón» delimitada como tal en el marco de los acuerdos de alto el fuego".
Desde hace algunos años, el frente polisario efectúa de manera regular bloqueos en la parte de la zona situada entre el puesto fronterizo marroquí de Guerguerat y la frontera mauritana, sometiendo a los vehículos que utilizan la carretera que une Marruecos y Mauritania a controles "que no tienen razón de ser - o incluso que prohíben temporalmente el paso", lamentó el autor del artículo.
"El Soberano marroquí se ha negado siempre a responder a tales provocaciones, condenadas por la comunidad internacional, y la única acción de las fuerzas armadas reales en este paso, estos últimos años, consistió en intentar mejorar la red de carreteras y en retirar los restos de vehículos abandonados que servían para diversos tráficos", resalta Boutin, añadiendo que en esta línea de conducta, SM el Rey recordó en su último discurso que corresponde a las fuerzas de las Naciones Unidas presentes en la zona hacer aplicar el acuerdo de alto el fuego, la Minurso, intervenir para restablecer el orden.
"Si bien la zona saheliana es, como es sabido, una zona en la que se mezclan el tráfico de todo tipo y el terrorismo, de manera particularmente imbricada, cabe felicitarse de ver su fachada atlántica controlada de manera eficaz por Marruecos", subraya el experto francés, que estime en este sentido que "la prohibición de que se perpetúen las provocaciones que sólo conducirán a crear un sentimiento de inestabilidad debería ser una prioridad, no sólo para las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, sino también para todos los Estados de la zona y fuera de ella, para todos los que tienen interés en su estabilidad".
En su opinión, el segundo "punto importante" del discurso real se refiere a "la consideración, más que nunca, de la dimensión marítima del sur de la fachada atlántica del Reino", en el que Marruecos prevé crear un puerto de recepción y de separación de contenedores que será similar al establecido en la fachada mediterránea, Tánger-Med.
"Porque generará necesariamente una zona trasera abierta a las empresas, porque tendrá consecuencias que se prolongarán en un hinterland africano a desarrollar, se trata de un proyecto que concierne, más allá de Marruecos, toda la parte occidental de una zona saheliana cuyas fragilidades económicas son bien conocidas", precisa Boutin.
"Aportando soluciones claras para la estabilidad y el desarrollo de una zona especialmente sensible, el último discurso del Soberano marroquí, que hace balance de varios años de política sahariana de Marruecos y abre perspectivas para el futuro, es el de un socio antiguo y fiable en materia de seguridad, y de un jefe de Estado que quiere dar a la negociación y al diálogo todas sus oportunidades, respetando los principios de la diplomacia internacional. En 2020, más que nunca, en un mundo en el que se multiplican los conflictos y los riesgos, necesitamos colectivamente tales enfoques", concluye Boutin.