"Mientras que la población del Sáhara marroquí vive en paz y prosperidad y disfruta plenamente de todos sus derechos, nuestros conciudadanos secuestrados en los campamentos gestionados ilegalmente por la banda de delincuentes del polisario siguen privados de sus derechos más elementales", deploró Hilale ante los miembros de la Comisión.
En efecto, el polisario, grupo armado separatista, despótico y vinculado al terrorismo en la región sahelo-sahariana, hace reinar el terror entre los civiles, mientras sus dirigentes amasan fortunas y se enriquecen desviando la ayuda humanitaria destinada a la población de los campamentos, se indignó el embajador.
Afortunadamente para esta población, destacó el diplomático marroquí, "la ola del cambio llegó desde hace meses a estos campamentos de la vergüenza. Esta gente ya no quiere vivir en la precariedad y la caridad. Ya no cree en los mitos y las mentiras de los mercenarios del polisario de estas cuatro décadas. Aspira a la libertad, a la dignidad y al respeto de sus derechos. Busca una vida mejor, en la prosperidad y donde los jóvenes tengan esperanza y futuro".
Para Hilale, la comunidad internacional no puede permanecer en silencio ante el grito de angustia de esa gente. "Tiene la obligación de salvarles de los horrores del polisario y darles la libertad de regresar a su patria, Marruecos. También debe concederles un derecho fundamental, reconocido por el derecho internacional humanitario y las resoluciones del Consejo de Seguridad, en este caso el de ser censados", insistió el embajador.
El mismo subrayó que el censo de esta población no es en absoluto una operación política, sino una exigencia humanitaria y una obligación estatutaria que se ha retrasado demasiado, y que debe aplicarse lo antes posible.
"Está en juego el respeto de los derechos más elementales de estos secuestrados en condiciones inhumanas, desde hace más de 45 años", recalcó Hilale.