La obra de Belarbi, cuya rica trayectoria científica le ha valido el cargo de profesor de Ingeniería Química en la Universidad de Almería, en el sur de España, fue publicada en árabe antes de ser traducida recientemente al español.
“Hogares de barro”, esta novela que relata los primeros años de este nativo de Nador con una descripción sumamente fascinante de aspectos de la vida cotidiana en los años 1970, también evoca los acontecimientos que forjaron la personalidad del niño nacido en 1965 en una casa de barro, y que se abrió un camino que le convirtió en uno de los marroquíes residentes en el extranjero deseoso de dejar su huella en diversos ámbitos.
En una respuesta a la MAP sobre el significado del título que eligió para su novela, el toque del químico parecía estar fuertemente presente cuando hablaba de la sustancia arcillosa que constituye el "principio de los comienzos" a partir del cual fue creado el Hombre, y que se transforma por el calor del fuego de una masa moldeable a una materia sólida que resiste al frío y al calor. "El ser humano también. Trascender los desafíos y dificultades de la vida lo hace fuerte y resistente a las crisis".
Padre de tres hijos, Belarbi considera que crecer en este barrio donde reinan los valores de la solidaridad, el altruismo y el compartir ha contribuido en gran medida a forjar su personalidad y le ha permitido hacer frente a los altibajos de la vida en general y de su trayectoria científica en particular.
"Las cosas eran tan difíciles al principio y mi camino no estaba sembrado de flores", dice Belarbi, quien había obtenido su licenciatura en química en la Universidad Mohammed V de Rabat antes de cambiar de rumbo hacia la Universidad de Granada y luego la de Almería, antes de referirse a "las muchas dificultades y desafíos que enfrentó".
"Al principio tuve que lidiar con mi situación financiera, así que trabajé en el laboratorio durante toda la semana", recuerda. "Trabajaba en restaurantes por la noche, los fines de semana y los días festivos para ganarme la vida. Estos primeros años fueron muy difíciles mental y físicamente. Recuerdo haber perdido mucho peso, nunca estuve tan flaco”.
Belarbi reconoce que esos primeros años, en los que trabajó duro, se resistió y no cedió, configuraron mucho su futuro con todo el éxito que tuvo durante su trayectoria.
Las distinciones nunca terminan de llenar la trayectoria de Belarbi, quien fue nombrado en 2014 Miembro Corresponsal de la Academia Hassan II de Ciencias y tecnología, ganó varios premios, entre ellos Premio extraordinario de Tesis Doctoral y Premio de la Liga Árabe (2013), además de ser honrado por el Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero y el Centro de Memoria Común para la Democracia y la Paz.
En respuesta a una pregunta sobre su capacidad de combinar dos disciplinas muy distintas, a saber, la química y la literatura, Belarbi no ve ninguna contradicción: "La historia está llena de eruditos que dominan ciencias experimentales y ciencias humanas, incluida la literatura, por ejemplo, Jabir bin Hayyan, Ibn al-Haytham e Ibn Sina”.
Es el caso también de los dos escritores marroquíes, Driss Chraibi, que se graduó en ingeniería química antes de dedicarse al periodismo y a la escritura, y de la escritora y poetisa Fatiha Murshid, pediatra, recordó.
Para la escritora marroquí Leila Kerrouche, quien prologó la novela, se acuerda mucho de ese encuentro con Belarbi hace años en Madrid durante el cual el escritor le contaba algunos trances de su niñez con los sentimientos a flor de piel. “Esto no te lo puedes guardar solo para ti, tienes que compartirlo”, pensó Kerrouche en ese momento. “Y, como si me hubiera leído la mente, lo hizo. El momento llegó antes de lo que yo esperaba y de la mejor manera posible, mediante la palabra a golpe de teclado”, dijo.
Belarbi usa un estilo directo y sin curvas, prepara al lector para que se adentre en un universo literario que se asemeja bastante a la vida de Nador de los años setenta. "Es un canto a la vida sencilla, a los pequeños detalles que convirten este mundo un lugar gigante y habitable", comenta Mohamed El Morabet, quien tradujo la novela al español, en una declaracion a la MAP.