Asimismo, Guterres enumeró los múltiples informes recibidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) en relación con el recurso masivo y en gran escala, por el polisario, a los "acosos, detenciones y malos tratos contra blogueros, médicos y enfermeras" en los campamentos de Tinduf.
El informe precisa que estas graves violaciones se han multiplicado en los últimos meses contra todos aquellos "involucrados en la documentación de los casos de COVID-19 en los campamentos de Tinduf". Esta nueva ola de represión por parte del polisario no es más que un ejemplo reciente de las violaciones masivas y continuas por este grupo armado separatista, para acallar las voces de los disidentes, blogueros, periodistas, activistas y cualquiera que contradiga el despotismo de sus líderes.
Estas violaciones apuntaron, esta vez, al cuerpo médico y a los activistas de los derechos humanos que no han hecho más que desvelar las falsificaciones de las informaciones del polisario sobre la pandemia de COVID-19, y denunciar su alarmante propagación entre los secuestrados en los campamentos de Tinduf, privados de toda protección y libertad de circulación, de desplazamiento, de asociación, de expresión y de reunión.
El jefe de las Naciones Unidas expresó su preocupación por los informes recibidos por el ACNUDH sobre las "consecuencias negativas del cierre de las fronteras, de los obstáculos a la ayuda humanitaria y de la disminución de las actividades económicas en los campamentos" de Tinduf y sobre el impacto de la crisis de la COVID-19 en la situación de los derechos humanos en estos campamentos, en particular en lo que se refiere a "los derechos económicos y sociales".
La situación desastrosa de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf y las violaciones masivas de las que son víctimas los secuestrados, son el resultado de la dimisión del país anfitrión, Argelia, de sus responsabilidades con respecto a la protección de los derechos humanos en su territorio.
La situación en estos campamentos, inédita en el mundo, donde el país anfitrión delegó su responsabilidad a un grupo armado separatista, fue señalada recientemente por el secretario general y los órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas.
En efecto, el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria subrayó en su opinión de mayo de 2020, sobre la denuncia presentada por el opositor al polisario, El Fadel Breica, contra el Estado argelino, a raíz de su secuestro por el polisario, en los campamentos de Tinduf, que la responsabilidad de Argelia está comprometida ya que estas violaciones han sido cometidas en el territorio argelino y, por consiguiente, bajo la jurisdicción territorial argelina.
Asimismo, el Comité de Derechos Humanos reafirmó en sus constataciones, en marzo de 2020, la plena responsabilidad de Argelia por el secuestro y la desaparición forzada del disidente del polisario, Khalil Ahmed, cuyo caso fue planteado en el informe del secretario general de 2019.
Además, en julio de 2018, el Comité de Derechos Humanos expresó su profunda preocupación por la delegación de poderes, en particular del poder judicial, al polisario en los campamentos de Tinduf, estimando "preocupante" que Argelia considere que los actos que pudieran haberse cometido en una parte de su territorio no son de su competencia y que encargue el polisario y las organizaciones internacionales de investigar estas acusaciones y pedir cuentas a los responsables.
Por último, el secretario general citó la carta del embajador de Marruecos ante las Naciones Unidas, Omar Hilale, del 24 de agosto de 2020, en la que llamó la atención del jefe de la ONU, con detalles y pruebas, a las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf, caracterizadas por una doble dimensión, individual y colectiva.