Sin embargo, Eriksen Soreide, bajo la influencia del lobby argelino muy activo en los países nórdicos en lo que se refiere a planear golpes contra Marruecos, ha encontrado tiempo en medio de la pandemia de coronavirus, que, como recordatorio, no ha perdonado a su país, para contar a un parlamentario toda "su preocupación" sobre lo que la APS describe como "la situación de los presos saharauis en las cárceles marroquíes".
Al diputado Asmund Aukrust, representante comercial registrado de Argelia en el parlamento noruego, la ministra respondió retomando, por sí misma y de forma mecánica, las mentiras recicladas de la propaganda argelina diciendo que sigue regularmente "la situación de los defensores de los derechos humanos saharauis, etc...".
Presentando argumentos engañosos e infundados, la jefa de la diplomacia noruega incluso arrastró en su juicio espurio a "los países nórdicos, así como a otros países concernidos" y, agárrense bien, "en estrecha cooperación con la ONU".
Relatando el informe, verdadero o no, de este intercambio entre el diputado corrupto y su ministra, la APS ha cometido un error al referirse a la situación humanitaria de la población secuestrada de Tinduf, olvidando que "estos anfitriones indeseables" están estacionados en el propio territorio de Argelia y que la responsabilidad humanitaria de estas personas recae en primer y último lugar en Argelia.
Nos hubiera gustado mucho ver una lectura igual de cuidadosa de la ministra y una evaluación igual de minuciosa del diputado, que está "muy" comprometido con los principios de los derechos humanos, sobre el sufrimiento y la frustración que soportan estas personas secuestradas en Tinduf, donde la pobreza y la delincuencia van de la mano, donde la ayuda humanitaria se desvía y se vende en el mercado negro, donde las jóvenes son secuestradas y violadas, donde la esclavitud sigue siendo una práctica común.
La ministra noruega y su diputado también deberían tener el mismo grado de preocupación por la situación en Argelia, que el Parlamento Europeo, los órganos de las Naciones Unidas y las ONG señalan regularmente en el aspecto de los derechos humanos.
En menos de un mes, el Parlamento Europeo ha emitido cuatro llamamientos sucesivos para señalar que, incluso en el contexto de una pandemia mundial, las autoridades argelinas siguen cometiendo abusos contra activistas, periodistas, defensores de los derechos humanos y simples manifestantes pacíficos.
La segunda incoherencia observada en la nota de la APS es su ridícula referencia al llamamiento de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a liberar a los detenidos a fin de evitar la propagación de la pandemia del Covid-19, en un momento en que las autoridades argelinas siguen deteniéndoles, juzgándoles y encarcelándoles.
Es de recordar que, el 5 de abril, se concedió un indulto real a 5.654 detenidos en Marruecos para evitar la propagación del nuevo coronavirus en las prisiones. ¡Parece que la ministra noruega miraba entonces a otro lado!.