"Nunca ha habido ninguna disimulación y nunca autorizaremos ninguna disimulación", aseguró a la prensa el portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian.
El desmentido del Gobierno chino se produce tras el anuncio de casi 1.300 muertes adicionales en Wuhan, la ciudad donde apareció el virus a finales del año pasado.
El responsable chino reconoció "retrasos, omisiones e inexactitudes" en el registro de los fallecimientos al comienzo de la epidemia, debido al colapso de los hospitales, lo que refleja la irreprochabilidad de la respuesta de China ante la epidemia.
El balance del Covid-19 fue revisado al alza, con 1.290 muertes adicionales. El Ayuntamiento de Wuhan explicó en un comunicado que en el momento más fuerte de la epidemia, algunos pacientes fallecieron en sus casas por no poder ser atendidos en los hospitales.
Estas personas no habían sido contabilizadas hasta ahora en las estadísticas oficiales, que sólo tienen en cuenta a los que murieron en los hospitales.
Estas nuevas cifras aumentan el balance de la ciudad de Wuhan en un 50% para alcanzar 3.869 muertes.