1. ¿Qué observaciones tiene sobre la estrategia adoptada por Marruecos para frenar la propagación de la Covid-19?
No podemos sino felicitar a Marruecos por la estrategia que ha adoptado bajo la égida de SM el Rey Mohammed VI para luchar contra esta pandemia de la Covid-19. Desde la aparición de los primeros casos de la pandemia en el país, Marruecos ha reaccionado rápidamente con vigilancia y anticipación, adoptando medidas de gran envergadura para hacer frente a la propagación de esta enfermedad.
Marruecos ha puesto en marcha soluciones alentadoras que hacen de este enfoque un ejemplo que estamos siguiendo con gran interés. También agradecemos a Marruecos su apertura, que nos permite contribuir a los esfuerzos realizados. Esta apertura es encomiable, sabiendo que es ahora el momento de mostrar solidaridad.
También seguimos con interés y consideración la iniciativa de Su Majestad el Rey Mohammed VI de aunar los esfuerzos y establecer un marco operativo para acompañar a los países africanos en sus diferentes fases de gestión de la pandemia la COVID-19.
2. ¿Cómo evalúa la situación de la pandemia de la Covid-19 en África?
A pesar de los considerables esfuerzos realizados, la situación es preocupante, especialmente en los países que carecen de infraestructuras sanitarias básicas, como muchos de los países en los que trabajamos en África y que se ven afectados por los conflictos armados y la violencia. El continente tiene decenas de miles de personas que viven en sitios de desplazados superpoblados, con un acceso muy limitado a la atención sanitaria, el agua potable y la higiene; estas poblaciones son particularmente vulnerables a la Covid-19. No pueden protegerse practicando el distanciamiento físico recomendado. En las zonas de conflicto, la situación es aún más compleja.
Hemos observado que cada epidemia -Ebola, SARS, MERS- pone a las comunidades que viven en la inseguridad alimentaria en mayor riesgo de sufrir diferentes formas de malnutrición. Nos preocupan las consecuencias que este virus podría tener en las personas que padecen malnutrición. De los 1.2 mil millones de personas que viven en el continente africano, alrededor del 20% (240 millones) padecen malnutrición. Sabemos que la malnutrición crónica destruye el sistema inmunitario de las personas y las hace más vulnerables a enfermedades como la Covid-19.
Además, en muchos países en los que trabajamos, las comunidades no sólo sufren las consecuencias de los conflictos armados sino también la pobreza crónica y carecen de una red de seguridad social. Vemos que muchas familias en los países en desarrollo ya gastan más de la mitad de sus ingresos en alimentos. Los países que dependen en gran medida de las importaciones para satisfacer la demanda se enfrentan a un riesgo desmesurado de perturbación de la cadena de suministro. Esto es particularmente preocupante para el acceso a los alimentos. Durante la epidemia del Ébola en el África occidental, por ejemplo, los precios de algunos alimentos básicos aumentaron más del 100%. Las personas que no fueron infectadas por el virus también podrían sufrir este aspecto de la crisis.
3. ¿Cómo ve la evolución de la situación en las próximas semanas?
Según los contextos, la situación dependerá de la preparación de los sistemas de salud y del personal médico. Cada país todavía puede cambiar el curso de esta pandemia fortaleciendo su respuesta de emergencia y sus mecanismos de prevención.
Si no se adoptan medidas urgentes, las consecuencias podrían ser devastadoras para las comunidades y los sistemas de salud, especialmente en las zonas ya debilitadas por la guerra y la violencia. Estamos en una verdadera carrera contra el tiempo para frenar la propagación del virus en África e impedir que llegue a las comunidades más vulnerables.
Es crucial que obremos por que el personal y las estructuras de salud estén equipados y preparados, que puedan poner en práctica medidas preventivas, aislar y tratar los casos e informar a las comunidades sobre cómo se está propagando el virus.
En la región del Sahel, en Burkina Faso por ejemplo, la epidemia se está propagando tanto en las zonas rurales como en las urbanas. Nos preocupa que siga extendiéndose hacia el norte en las zonas afectadas por el conflicto. En la ciudad de Djibo, cuya población se ha duplicado debido a los desplazamientos internos en los últimos meses, sería imposible obligar a la gente a respetar el distanciamiento social cuando el acceso al agua y al jabón es limitado.
En el norte de Malí, muchas de las estructuras sanitarias han sido completamente destruidas por el conflicto. Debido a la falta de inversión, las clínicas ya afrontan dificultades para tratar las enfermedades comunes como la malaria y el sarampión. No tendrán la capacidad de realizar pruebas y tratar a los pacientes con la COVID-19.
Necesitamos el apoyo de la comunidad internacional, por eso hemos hecho un llamamiento para obtener donaciones a fin de satisfacer las necesidades de los países afectados por los conflictos armados y la violencia, en colaboración con las sociedades nacionales del movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Con más recursos, todavía es posible frenar la propagación del virus y salvar vidas mejorando el acceso a estos recursos críticos, especialmente para las comunidades ya vulnerables afectadas por crisis humanitarias.
4. ¿Qué opina de las medidas adoptadas en los diferentes países del continente?
Muchos países africanos han actuado rápidamente cerrando sus fronteras, imponiendo medidas de confinamiento y toques de queda a sus poblaciones. Son pasos cruciales para frenar la propagación de COVID-19 en el continente. A este respecto, no hay que olvidar a los más vulnerables (como los enfermos, los ancianos, los reclusos y los desplazados internos), las personas necesitan apoyo médico o social durante el confinamiento.
Toda la humanidad se encuentra en dificultades ante esta crisis sanitaria que tendrá consecuencias económicas y sociales de proporciones imprevisibles. Mientras tanto, las guerras continúan, los combates no se han detenido y las necesidades humanitarias se multiplican. Nos comprometemos, como Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, a hacer todo lo posible para ayudar a combatir la propagación del virus entre las comunidades vulnerables, en lugares como los campamentos de refugiados, en los que se dispone de poca atención sanitaria.
5. ¿Cuál es la estrategia del CICR para África, y para las zonas de conflicto en particular?
Más que nunca, las personas a las que asistimos diariamente necesitan toda la ayuda posible, ahora y después de que la pandemia haya terminado. Los combates no han cesado en muchos frentes en África y las necesidades humanitarias siguen aumentando en el Sahel, Libia y Somalia.
Nuestros equipos muestran ahora agilidad y flexibilidad: han modificado sus planes para hacer frente a los desafíos que se avecinan. Nuestros equipos y los voluntarios de la Cruz Roja y la Media Luna Roja están en la primera línea contra esta pandemia y aumentan significativamente sus acciones humanitarias.
Para hacer frente a la crisis en las zonas de conflicto, es más imperativo que nunca preservar un espacio humanitario neutral e imparcial, un espacio para el diálogo y, sobre todo, un espacio para la prevención, a fin de que esta epidemia no llegue a zonas en las que el acceso a la atención básica ya es una lucha diaria.