Principal relevo de Argelia en el Consejo de Seguridad, Sudáfrica, repitió ante el órgano ejecutivo de las Naciones Unidas un conjunto heteróclito de tropos mezclando mala fe y dogmatismo ideológico anticuado, ante un Consejo de Seguridad firmemente comprometido con el camino que ha trazado para lograr una solución política, realista, pragmática y duradera basada en el compromiso para el diferendo regional sobre el Sáhara marroquí.
Así, la delegación de Sudáfrica deploró el pretendido estancamiento del proceso político, cuando los demás miembros del Consejo de Seguridad se felicitaron del nuevo impulso generado por la celebración de dos mesas redondas en diciembre de 2018 y en marzo de 2019 en Ginebra, que reunieron a Marruecos, Argelia, Mauritania y el "Polisario", y de la voluntad de los participantes de reunirse de nuevo bajo el mismo formato.
Al hacerlo, Sudáfrica no sólo ha estado en contradicción con los otros 14 miembros del Consejo de Seguridad, sino también con sus propias posiciones. Como miembro del Consejo de Seguridad para el período 2007-2008, Sudáfrica había votado a favor de las resoluciones 1754, 1783 y 1813, en las que se instaba a las partes participar en el proceso político para lograr una solución política, estipulando la preeminencia de la Iniciativa marroquí de Autonomía, que calificaban de "seria" y "creíble".
Mientas el Consejo de Seguridad limita claramente en sus resoluciones el mandato de la MINURSO a la observación del respeto de los acuerdos militares, Sudáfrica ha continuado su logorrea argumentando que el mandato de la MINURSO es organizar un referéndum, una opción que el Consejo de Seguridad ha descartado definitivamente desde 2001.
Falta de ideas, Sudáfrica ha intentado instrumentalizar la pandemia del COVID-19 en su discurso contra Marruecos, alegando "responsabilidades" derivadas de un estatuto del Reino con respecto al Sáhara marroquí propio del imaginario de la diplomacia sudafricana. En el mismo orden de ideas, Sudáfrica ha pedido que se amplíe el llamamiento del Secretario General a un alto el fuego mundial al Sáhara marroquí, región en la que no ha habido ni un solo disparo desde 1991.
El intento de instrumentalizar el drama humano que el COVID-19 provoca en el mundo entero es más sorprendente sabiendo que Sudáfrica es el país más afectado del continente por esta enfermedad, que obliga a los Estados a centrar su atención en los esfuerzos nacionales de respuesta, mostrando solidaridad y compasión.
El triste espectáculo de Sudáfrica terminó con una propuesta a la prensa que recogía sus anticuados tropos, una propuesta que el Consejo de Seguridad rechazó e infligió a la delegación sudafricana una paliza sin precedentes, según las mismas fuentes diplomáticas.