Para lograr esta solución, los miembros del Consejo de Seguridad consideraron que no hay alternativa al proceso de las mesas redondas, que reunió en diciembre de 2018 y marzo de 2019 en Ginebra a Marruecos, Argelia, Mauritania y el "polisario", al cabo del cual los participantes acordaron reunirse de nuevo bajo el mismo formato.
Esta solución política no puede ser sino realista, pragmática, duradera y basada en el compromiso, parámetros ya definidos en las últimas resoluciones y que se refieren inequívocamente a la iniciativa marroquí de autonomía, cuyo carácter serio y creíble ha sido reafirmado por el Consejo desde 2007.
La agitación de Argelia sobre la cuestión del nombramiento de un nuevo Enviado Personal, manifestada por una avalancha de despachos de la agencia de prensa oficial de Argelia y de sus relevos nacionales y polisario, es incomprensible ya que se produce en el contexto de la negativa tajante del Consejo de Seguridad a la candidatura de Ramtane Laamamra para el puesto de Representante Especial del Secretario General para Libia.
Las gesticulaciones de Argelia confirman, una vez más, que es parte principal en el diferendo regional sobre el Sáhara marroquí.
Si Argelia desea estar a la altura del papel que le asigna la resolución 2494 del Consejo de Seguridad, tendrá que movilizar su activismo para reforzar su compromiso con el proceso de las mesas redondas, de manera constructiva y demostrando realismo y compromiso, hasta su conclusión.
Además, Argelia ha trabajado arduamente a través de algunos de sus relevos para incluir en los trabajos de la sesión una referencia a COVID-19, en un desafortunado intento de explotar la pandemia, desafiando el espíritu de cooperación y solidaridad que debe regir la lucha contra esta enfermedad en este momento particular.