Contrariamente a lo que deseaba Argelia, que ha movilizado sus relevos y su prensa oficial y no oficial, el Consejo de Seguridad ha ignorado, según fuentes diplomáticas de la ONU, su agitación por la apertura de Consulados Generales en el Sáhara marroquí, considerando que se trata de actos de soberanía conformes a la legalidad internacional y enmarcados estrictamente en las relaciones bilaterales entre Marruecos y sus socios africanos.
Es de recordar que Argelia fue el único Estado de los 193 miembros de las Naciones Unidas que reaccionó a la apertura del Consulado General de la Unión de las Comoras en Laayún, publicando un comunicado agresivo, y a la apertura del Consulado General de Costa de Marfil en la misma ciudad, llegando hasta la convocación de su embajador en Abiyán.
El desdén del Consejo de Seguridad, que sigue siendo el único garante legítimo del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, es más elocuente aún cuando se sabe que el ruido de comunicados argelinos siempre se ha basado en el derecho internacional. De este modo, el órgano ejecutivo de las Naciones Unidas, guardián supremo de la legalidad internacional, demuestra la naturaleza errónea y la vacuidad de los argumentos de Argelia.
Además de los diez países africanos que han abierto sus consulados generales en el Sáhara marroquí, países de otras regiones del mundo han anunciado su intención de abrir oficinas consulares en la región en un futuro próximo, indiferentes a los gestos de Argelia.
La implacabilidad argelina en la cuestión de la apertura de consulados generales es una prueba más de que Argelia es la principal parte en el diferendo regional sobre el Sáhara marroquí, como Marruecos siempre ha demostrado con claridad.