"A la luz de los recientes desarrollos y reconocidos avances del continente, se hace necesario que nuestro continente esté en el centro de un mapa mundial redibujado y que se haga escuchar en la escena internacional", afirmó el Soberano en un mensaje a los participantes en la reunión anual de la “World Policy Conference”, que celebra su 10ª edición en Marrakech.
África se abre ante partenariados multidimensionales que abarcan los dominios institucional, político, económico, social y medioambiental, así como a las esferas relacionadas con la prevención de la radicalización y la lucha contra el terrorismo, indicó el Soberano, antes de subrayar que conjugando el potencial de la cooperación Norte-Sur y las experiencias de unos y otros, los decisores pueden construir una cooperación más sólida, más realista y sobre todo más equitativa.
SM el Rey se dijo persuadido de que un África unida, sólida y pragmática, podrá posicionarse en el seno de tal proceso, expresando Su satisfacción de la voluntad común de lograr una mayor integración entre países africanos. Tal integración, precisó el Soberano, requiere que el conjunto de los intervinientes, tanto públicos como privados, aprovechen con pragmatismo todas las oportunidades y respondan solidariamente a los desafíos y amenazas.
Notando que la era de un África pasiva marcada por un entorno complejo ha quedado atrás, SM el Rey señaló que un África comprometida viene a sustituir a un África que padece y que las potencialidades y las bazas del continente son mejor explotadas y cernidas, cuando un crecimiento intenso alcanza al conjunto de la población.
SM El Rey se dijo convencido de que el continente se dirige resueltamente hacia la prosperidad, experimentando rápidas mutaciones, adoptando un modelo propio, notando sin embrago que para preparar el futuro de las jóvenes generaciones africanas, los esfuerzos han de ser canalizados y los objetivos marcados, firmemente continuados.
“Más allá de los partenariados tradicionales, Sur-Sur o Norte-Sur, cada vez más numerosos y dinámicos, les invito a reflexionar en torno a nuevos marcos de intercambio y cooperación, al servicio de un futuro mejor para nuestras poblaciones”, recordó SM el Rey en este mensaje.
Al Señalar que los demostrados y nada desdeñables avances de África no han pasado desapercibidos, sino que han sido seguidos por la comunidad internacional con un creciente interés, SM el Rey insistió en el hecho de que el camino hacia la prosperidad es un proceso complejo y de larga duración y que las grandes ambiciones de todos los ciudadanos especialmente africanos, sólo se pueden materializar a través de programas inclusivos de desarrollo humano y económico, enmarcados dentro de una dimensión regional o continental.
En este contexto, el Soberano, en tanto que africano convencido, abogó de nuevo por el acompañamiento de este continente africano que ha sabido forjarse su propio destino, gracias a las audaces reformas estructurales lanzadas, a medio y largo plazo, en múltiples sectores.
«Es nuestro deber promover estrategias innovadoras y políticas ambiciosas, fundadas sobre los éxitos ya conseguidos, e inspirarse de iniciativas mundiales logradas, adaptándolas a la diversidad de nuestras realidades sociales, económicas y culturales”, subrayó el Soberano agregando que se trata también de reforzar el funcionamiento de las instituciones, consolidar la buena gobernanza y mejorar sustancialmente la calidad de la utilización de los fondos públicos.
El mensaje real indica igualmente que el capital humano que representa una riqueza de África, constituye, en el día de hoy, una oportunidad única para su desarrollo y señala que la juventud africana, que participa plenamente en una virtuosa transformación económica del continente, se perfila como una importante baza del Continente.
SM el Rey insistió, en este sentido, en la importancia de la elaboración e implementación de políticas juiciosas en materias como la educación, la formación profesional y la sanidad, que van a hacer posible una mejor inserción de estos jóvenes en el tejido socioeconómico, notando que estas iniciativas serán traducidas en un importante crecimiento, inclusivo y sostenido, que engendrará empleo y mayor productividad.
SM el Rey subrayó igualmente el imperativo de aprovechar plenamente los enormes recursos naturales del continente y obrar por la transformación del sector agrícola, y el establecimiento de puentes y sinergias relacionadas con el ámbito industrial para la creación de empleo.
“La transformación de la agricultura africana habrá de operarse en todos los niveles, desde la producción primaria hasta la valoración agroindustrial, permitiendo una mejor explotación del considerable potencial agrícola de nuestro continente, a saber, sus tierras cultivables, así como paliar las dificultades socioeconómicas padecidas por los actores de este sector, unas dificultades ligadas sobre todo a una productividad relativamente débil”, explicó el Soberano.
SM el Rey también evocó las aspiraciones de los Africanos a una «revolución verde», subrayando que esta deseada revolución verde estriba sobre la renovación profunda de las tecnologías y de los modos de producción, adaptándose al contexto africano y al cambio climático.
A este respecto, el Soberano se alegró ver que los compromisos contraídos por Marruecos, con vistas a acelerar el crecimiento agrícola y realizar un desarrollo sostenible en África, contribuyen útilmente, a escala continental, a satisfacer las necesidades alimentarias de todos los africanos.
SM el Rey señaló, por otra parte, que la industria africana carece todavía de competitividad, agregando que sus dos principales desafíos residen en el desarrollo de actividades innovadoras y la formación de mano de obra cualificada.
Paralelamente a la inversión privada, subrayó el Soberano, nuevas formas de financiación y cooperación han de desarrollarse gradualmente a fin de favorecer la multiplicación de proyectos portadores de transformación, acelerando su ritmo de ejecución.
El Soberano subrayó también la urgente necesidad de resolver definitivamente y con pragmatismo la falta de infraestructuras en el continente africano, señalando que el desarrollo se instala y la precariedad desaparece, donde hay carreteras, conexiones y redes.