“Ahora bien, Marruecos, gracias a Dios, conoce un constante desarrollo. Este progreso se halla a la vista y es concreto, en los distintos ámbitos, y todo el mundo lo reconoce, se congratuló SM el Rey, agregando que “sin embargo, actualmente estamos asistiendo a unas clamorosas disparidades, difíciles de comprender o de admitir”.
Así pues, en la misma medida en que Marruecos goza de una credibilidad a escala continental e internacional y de una consideración de nuestros socios, así como de la confianza de los grandes inversores, como pueden ser "Boeing", "Renault" o "Peugeot", precisó el Soberano, lamentando que “nos chocan por otra parte el balance y la realidad de las discretas realizaciones registradas en algunos ámbitos sociales, al punto de que resulta avergonzante decir que tienen lugar en el actual Marruecos”.
Subrayando que el éxito de Marruecos en numerosos planes sectoriales, como la agricultura, la industria y las energías renovables, SM el Rey destacó no obstante que los programas del desarrollo humano y territorial, “que tienen un efecto directo sobre la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos, no nos honran y permanecen por debajo de nuestras ambiciones”.
A este respecto, el Soberano explicó que ello se debe fundamentalmente, en numerosos dominios, al bajo nivel de la acción común, y a la ausencia de la dimensión nacional y estratégica, así como a la incompatibilidad que sustituye la coordinación y la coincidencia, además de la depreciación y demora, que suplantan la iniciativa y la acción concreta.
Para SM el Rey, tales disparidades se acentúan más todavía entre el sector privado, marcado por la eficacia y competitividad gracias a un modelo de gestión basado en mecanismos de seguimiento, control e incitación; y el sector público, particularmente la administración pública, que padece deficiencia de gobernanza y escasa rentabilidad.
El sector privado, señaló el Soberano, “atrae a los mejores cuadros formados en nuestro país, y que hoy contribuyen a la administración de las grandes sociedades internacionales en Marruecos, así como de las pequeñas y medianas empresas nacionales”, mientras que muchos funcionarios públicos, carecen de la competencia y ambición necesarias, no siempre los mueve el espíritu de responsabilidad.
“Algunos de ellos pasan pocos momentos dentro de la sede de su trabajo y prefieren contentarse con un sueldo mensual seguro, a pesar de su insuficiencia, en lugar de desplegar esfuerzos para medrar socialmente”, se lamentó el Soberano, precisando que entre los problemas que “obstaculizan el desarrollo de Marruecos figura el bajo nivel de la administración pública, tanto en lo que se refiere a la gobernanza como al nivel de eficiencia y calidad de los servicios prestados a los ciudadanos”.
En este sentido, SM el Rey citó como ejemplo los centros regionales de inversión, que “con la excepción de uno o dos, se consideran como un problema y un escollo ante la operación de inversión en lugar de constituirse en instrumento incitativo y de solución de los problemas de los inversores a escala regional, para no tener que acudir a la administración central”.
Ello repercute negativamente en las zonas que acusan escasez o incluso ausencia de inversiones privadas, así como un bajo nivel de rentabilidad del sector público; lo que influye sobre las condiciones de vida de los ciudadanos.
Así pues, las zonas que carecen de la mayor parte de los establecimientos y servicios sanitarios, educativos y culturales, así como de las oportunidades de empleo, explicó el Soberano, destacando la necesidad de una mayor conjunción de esfuerzos a fin de cubrir las deficiencias y carencias, y poder incorporarse al tren del desarrollo.
Por el contrario, las regiones que registran una actividad intensa del sector privado, como Casablanca, Rabat, Marraquech y Tánger, viven al ritmo de una actividad económica fuerte que proporciona riqueza y oportunidades de empleo.
Con el fin de acabar con este problema, el gobernador y el alcaide, el director y el funcionario, el responsable comunal y los demás, deben trabajar, lo mismo que los cuadros del sector privado, o más todavía, con un espíritu de responsabilidad y métodos que honran a la administración y generan resultados concretos, ya que son depositarios de los intereses de las personas, insistió el Soberano.
Asimismo, SM el Rey señaló que “los proyectos de desarrollo y las reformas políticas e institucionales, que llevamos a cabo, tienen un único objetivo, a saber, el servicio del ciudadano, esté donde esté. No hay diferencia entre el Norte y el Sur, ni entre el Este y el Oeste; tampoco la hay entre los habitantes de las ciudades y de las aldeas”.
“Es verdad que las posibilidades de Marruecos son limitadas; también es verdad que numerosas zonas necesitan más servicios sociales básicos”, subrayó SM el Rey.