Cuando un responsable paraliza o retrasa un proyecto social o de desarrollo por cálculos politiqueros o personales, ello no supone únicamente un incumplimiento de las obligaciones, sino más bien una traición, ya que estaría menoscabando los intereses de los ciudadanos, privándoles de sus legítimos derechos, subrayó el Soberano, señalando que " resulta sorprendente ver a responsables que fracasaron en su labor, considerando que se merecen un puesto incluso más importante del que ocupaban anteriormente".
Este tipo de comportamientos y disfunciones alimentan la idea comúnmente admitida por los marroquíes, de que la carrera por los puestos, no tiene otro propósito sino vivir de la renta y abusar del poder y de la influencia, destacó el Soberano.
Y la existencia de ejemplos vivos y concretos, lamentablemente induce a la gente a creer en la veracidad de esta tesis, señaló el Soberano.
Mas esta situación no se aplica, gracias a Dios, a todos los responsables administrativos y políticos, ya que hay personas honradas que guardan un amor sincero hacia su patria, conocidas por su integridad, probidad y compromiso al servicio del interés general, dijo el Soberano.