Con este motivo, Su Alteza Real la Princesa Lalla Salma pronunció la siguiente alocución:
"Alabado sea Dios Oración y salud sobre el Profeta, Su Familia y Sus Compañeros.
Altezas, Excelencias, Señoras y Señores.
Es, para mí, un motivo de alegría y de orgullo que esta Conferencia internacional sobre la lucha contra el cáncer en la Región de Oriente Medio y África se celebre en la acogedora ciudad de Marrakech, como lo anuncié, el 20 de septiembre pasado en Nueva York, en la Reunión de Alto Nivel de la Organización de las Naciones Unidas sobre las enfermedades no transmisibles.
Estoy contenta de dirigir mis vivos agradecimientos a mis hermanas, Sus Altezas y Sus Excelencias, así como a todos los científicos, expertos y especialistas que aceptaron la invitación para asistir y participar en este encuentro importante. Les doy a todos a la bienvenida en su segundo país, Marruecos.
Nuestro apego común a la celebración de esta conferencia traduce las inquietudes y las preocupaciones que todos sentimos frente a los datos catastróficos que conciernen la propagación del cáncer, y las previsiones horrorosas de infecciones y de defunciones ocasionadas por esta enfermedad terrible, sobre todo en la región Oriente Medio y África.Querría primero llamarles la atención sobre ciertas estadísticas elocuentes. En efecto, las víctimas del cáncer en la región son más numerosas que las personas que mueren a raíz de las enfermedades del Sida, de la Malaria y de las tuberculosis juntas.Por otro lado, el número de nuevos casos alcanzó en 2010 más de un millón de personas, y que aproximadamente 800.000 defunciones han sido registradas.
Esta situación está llamada a agravarse más todavía, con más de un millón y medio de infecciones previstas de aquí a 2020, y un millón de defunciones anualmente. Si la situación no cambia, el número de las víctimas del cáncer doblará, Dios no quiera, en los veinte próximos años.Sin embargo, la gravedad del cáncer no reside solamente en estos números terroríficos de víctimas, sino también en los efectos depravados que induce. Así, cada persona infectada no representa un caso personal aislado, pero su situación se emparienta, en realidad, con una tragedia familiar y social. Se trata pues de una plaga devastadora para la verdadera riqueza de nuestro país, a saber, nuestros recursos humanos.Lo que hace la situación sea todavía más delicada, es la amplitud de la diferencia que existe entre, de una parte, los medios materiales y técnicos y los recursos humanos cualificados de los países del Norte, y, por otra parte, aquellos de los que disponen los países del Sur.
Pero es más lamentable todavía que esta inequidad entre los países del Norte y los del Sur, se añade a las desigualdades y las disparidades profundas entre los Estados del Sur y en el seno de estos mismos países.Hay pues el riesgo de una doble injusticia que sería inaceptable para la conciencia humana e indigna de los lazos de fraternidad y de solidaridad que deberían existir entre nuestros países en África y en Oriente Medio.
Lo que exacerba esta situación y la hace todavía más dramática, es esta imagen, tan estereotipada como errónea, que se da de la situación epidemiológica en la región, sobre todo en África sobre la cual los organismos internacionales enfocan su atención y su apoyo para hacer frente a ciertas enfermedades contagiosas, como el Sida y la Malaria.
Es lastimoso que esta tendencia se confirme en detrimento del apoyo, eficaz y urgente, que debe ser aportado a la lucha contra el mal pernicioso del cáncer, porque, en efecto, la situación no hace sino agravarse vistos los débiles medios materiales y médicos disponibles.
¿Vamos pues a quedarnos con los brazos cruzados frente a un mal devastador que no conoce fronteras geográficas y no distingue entre los géneros, las edades y las regiones? ¿Es aceptable invocar las desviaciones geográficas y la pertenencia en los países del Sur para justificar las desigualdades en el derecho al tratamiento? Ciertamente no, esta situación catastrófica no es aceptable ni moralmente ni humanamente. Es inadmisible también vistos los avances registrados por la humanidad en las ciencias médicas.El cáncer no es pues una fatalidad imparable. Combatirlo no es imposible, siempre que los esfuerzos sean concertados y que los medios estén disponibles a niveles de la sensibilización, de la prevención, del tratamiento y de la investigación científica.
El 40% de los casos de cáncer son evitables por medio de la prevención y por medio de la disminución de las causas de esta enfermedad perniciosa. Además, la mitad de los casos de infección puede ser tratada con un diagnóstico precoz y con los tratamientos necesarios. Mejor todavía, las estadísticas muestran que la tasa de curación entre los niños alcanzó el 95% en los países avanzados. Esto nos incita a inscribir la realización de este objetivo, a la cabeza de nuestros dominios prioritarios de cooperación, y a obrar por alcanzar esta tasa en los plazos más breves. Porque los niños de hoy son las mujeres y los hombres de mañana.
Altezas, Excelencias, Señoras y Señores.Partiendo de la necesidad de obrar por que cada uno de nuestros países pueda prevalerse de la habilidad y de la experiencia del otro, permítanme compartir con ustedes, brevemente, la experiencia del Reino de Marruecos, particularmente a través de las acciones de la Asociación Lalla Salma de Lucha Contra el Cáncer, que tengo el honor de presidir.En efecto, gracias al interés particular que Su Majestad el Rey Mohammed VI - que Dios le asista- no deja de conceder a la lucha contra el cáncer de manera general, y sobre todo a la alta solicitud que guarda el Soberano a las actividades de la Asociación, ésta pudo aportar una contribución eficaz a los esfuerzos constantes que despliega el Reino de Marruecos para la lucha y la prevención contra el cáncer.
Así, unas importantes y concretas realizaciones han sido cumplidas en el marco del plan nacional decenal de prevención y de control del cáncer, y eso, según un enfoque global y participativo, abierto sobre todos los actores en este dominio, tanto en el seno de la sociedad civil como en los sectores público y privado.La creación por la Asociación de nuevos centros de oncología en varias regiones del Reino, así como la reordenación y la extensión de los centros existentes tuvieron un impacto muy positivo sobre la lucha contra esta enfermedad, ya se trate de detección precoz, de aproximación del tratamiento a los enfermos, o de la posibilidad para ellos de acceder al tratamiento y a la atención médicos especializados, o incluso la asunción de los enfermos y de sus allegados, particularmente a través de la apertura de “las casas de la vida” cerca de cada centro, para albergar a los enfermos así como a los miembros de sus familias.
Así, en el dominio de la prevención, la Asociación se empeñó en poner en marcha varios programas que se basan particularmente en la detección precoz del cáncer de mama, la lucha y el control del cáncer del cuello de útero y la facilitación del acceso al tratamiento. Estos programas vienen en aplicación del "Llamamiento de Rabat", que preconiza la puesta en marcha de un programa integrado de lucha contra el cáncer entre las mujeres en la región del Mediterráneo oriental.
Conforme al enfoque de la Asociación, juntando siempre el acto a la palabra, y con el fin de ilustrar, a título de ejemplo, lo que ha sido realizado en este dominio, una presentación se hará durante este encuentro, para exhibir casos concretos de personas enfermas de cáncer que recuperaron totalmente su salud gracias a los tratamientos que recibieron a tiempo.
Ahora curadas, gracias a Dios, estas personas llevan con normalidad sus vidas familiares y profesionales, aportan su contribución a la sociedad por su trabajo y sus actividades productivas e incluso se implican en la acción asociativa. Así, empieza para ellas una nueva existencia llena de confianza y de esperanza.En este contexto en que se mezclan los sentimientos de dolor y de esperanza, quiero reafirmar la necesidad de combatir la plaga del tabaquismo, que se propaga entre los jóvenes, ocasionando más del 30% de las infecciones de cáncer.
El considerable número de defunciones registradas anualmente, y los miles de millones que, debido a la subida del consumo rabiosa de tabaco en la región, son gastados para tratar a las personas enfermas de cáncer, interpelan a los productores y los consumidores de tabaco y a toda persona que asume una responsabilidad en este sentido.
Por lo tanto, la lucha contra el tabaquismo requiere la adopción de un enfoque integrado que se funda sobre el fortalecimiento de la sensibilización y de los dispositivos de prevención, con la ayuda de medidas de represión con el fin de combatir esta plaga que destruye nuestros recursos humanos y económicos.
Altezas, Excelencias, Señoras y Señores.
Aprovecho la ocasión de este encuentro para reafirmar mi compromiso personal como actora asociativa, a no escatimar esfuerzo alguno para reforzar las relaciones de cooperación y de colaboración, mutuamente benéficas, que unen la Asociación con las entidades similares en gran número de países hermanos y amigos, y de poner a su disposición -sobre todo los países hermanos africanos- la destreza que acumuló en la materia.A pesar de los esfuerzos desplegados y los resultados alentadores realizados en materia de lucha contra el cáncer, el camino queda largo y arduo para alcanzar los objetivos deseados.Somos conscientes que la lucha contra esta enfermedad perniciosa es, esencialmente, un combate colectivo, que puede ser ganado sólo por la mutualización de los esfuerzos de todos en el marco de una acción solidaria y humanitaria eficiente.
Partiendo de este punto, llamo a la consolidación de las bases de una cooperación efectiva más equilibrada y más equitativa entre todos los países, una cooperación concreta, en las áreas de despliegue bien definidas, que disponen de medios y de mecanismos eficientes y de un marco integrado para todas las partes interesadas.
En cuanto a los dominios anteriormente mencionados, esta cooperación debería incluir las cuestiones de concienciación y de sensibilización a la peligrosidad de esta patología y a sus consecuencias nefastas sobre las personas infectadas, las familias y la sociedad. También conviene dar la prioridad a las cuestiones de prevención, de vacunación y de diagnóstico precoz, sobre todo del cáncer del cuello de útero.
Es importante también intensificar la cooperación y reforzar los mecanismos de solidaridad para facilitar el acceso de los enfermos a los tratamientos necesarios, y para hacerlos beneficiarse de la cobertura médica y asegurarles, así como a sus familias, el apoyo necesario, además de la necesidad de animar la investigación científica en este campo.
La realización de estos objetivos y la promoción de estos dominios de acción son tributarias de los medios financieros y humanos necesarios para este fin.
A este respecto, reitero la propuesta que había anunciado en la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas, el pasado 20 de septiembre. Se trata de la creación de un fondo internacional para el tratamiento y la prevención del cáncer, y eso, al igual de lo que ha sido hecho en materia de lucha contra el sida. En la perspectiva de la materialización de este objetivo, propongo comenzar con la creación de un fondo regional Oriente Medio -África para la prevención y tratamiento del cáncer.
Y para que la creación de este fondo incite la comunidad internacional y los agrupamientos regionales similares a hacer lo mismo, llamo a una reflexión pragmática sobre los diferentes mecanismos y los medios susceptibles de asegurar una financiación perenne a dicho Fondo, y a velar por que el principio de transparencia y las reglas de buena gobernanza sean adoptados allí.
Este dispositivo de financiación debería constituir un poderoso incentivo para dar cuerpo al espíritu de solidaridad, no sólo entre los países de Oriente Medio y de África, sino entre los países del Sur también.
En el marco de la crisis mundial económica y financiera que conocen incluso los grandes países donantes, debemos obligatoriamente contar con nosotros mismos y con nuestras propias capacidades con el fin de hacer frente a los desafíos que se imponen a nuestros países en este dominio.
El mayor de estos desafíos queda asegurar los recursos humanos cualificados, particularmente el personal técnico sanitario, y eso, teniendo en cuenta que el papel central que les incumbe para dispensarles la atención a los enfermos y aportarles, así como a sus allegados, el apoyo psicológico y la asistencia social necesarios.
En efecto, salvar a una persona de esta enfermedad es aliviar a toda una familia del sufrimiento. Mejor todavía, es apropiarse de un recurso humano capaz de contribuir al progreso de su país y de su región.
Con el fin de concretar y de estimular nuestra cooperación, sobre todo con los países hermanos de África, propongo a esta honorable asistencia, la creación de "la Escuela Africana de Oncología", como institución de formación y de cualificación de los recursos humanos y las técnicas en este dominio. Lanzo pues un llamamiento para cristalizar los mecanismos más eficientes con vistas a crear y poner en funcionamiento esta institución.
Únicamente disponiendo de estos medios podremos transformar esta cooperación en una realidad tangible. En efecto, el objetivo de enfrentarse al desafío de la lucha contra el cáncer no puede ser alcanzado simplemente con la celebración de reuniones dedicadas a los intercambios de cortesías y de discursos grandilocuentes, y menos a base de eslóganes huecos e ineficaces. Es más bien tributario de la acción concreta y responsable.
Es por eso que hemos querido que esta conferencia marque la señal de inicio de los esfuerzos de establecer esta cooperación efectiva sobre bases sólidas, como lo demuestran las iniciativas constructivas y los importantes acuerdos que serán firmados durante este encuentro.
Partiendo de nuestra experiencia en el seno de la Asociación, quiero reafirmar el papel crucial de los organismos internacionales y de las ONGs activas en el dominio de la lucha contra el cáncer, no sólo a causa de la complementariedad de este papel con de los gobiernos, sino que también respecto a las misiones de anticipación, de innovación y de acción de proximidad que llevan en materia de lucha contra el cáncer.
Esto pasa esencialmente por una acción comprometida sobre el terreno en un marco participativo y profesional, una acción en que se conjugan los esfuerzos de todos a través de la multiplicación y la intensificación de los mecanismos de solidaridad y de cooperación internacional al nivel de las estructuras gubernamentales, los organismos internacionales concernidos y los actores que activan en el sector privado.
Es también necesario prevalerse de diferentes experiencias y peritajes acumulados en la materia, así como los programas exitosos de vacunación y de detección precoz del cáncer del cuello de útero, vigente a escala de la región y en otras zonas.
Paralelamente, reafirmamos el papel estratégico de los establecimientos de investigación científica, de los grandes laboratorios y compañías farmacéuticas mundiales en cuanto al apoyo que hay que aportar en materia de prevención, diagnóstico y tratamiento, pero también en materia de investigación y financiación, a los esfuerzos y a los programas nacionales y regionales dedicados a la lucha anti-cáncer. Si todo el mundo se pone de acuerdo sobre la creciente importancia de la vacunación contra el cáncer del cuello de útero, el coste exorbitante de la vacuna queda el mayor hándicap para las categorías despojadas en los países de la región.
Es porque hay que hacer la reducción del coste de la vacuna la base de la democratización del acceso al tratamiento y a la medicina. Así como ustedes lo saben, la lucha contra el cáncer no se limita a la necesidad de asegurar los medios materiales, a pesar de su importancia. También exige, a las fuerzas vivas, particularmente los científicos y los hombres de religión, cumplir con el papel de aclaración y de orientación que les incumbe, ayudando a rectificar ciertas ideas, a cambiar las mentalidades caducadas, a corregir las creencias populares erróneas y a trascender los tabúes que perjudican a los enfermos y a sus familias y no hacen sino retrasan la detección y el diagnóstico precoces, dos elementos esenciales para el tratamiento de la enfermedad.
Altezas, Excelencias, Señoras y Señores.
Gracias a las personalidades eminentes y gracias a la pléyade de expertos y de científicos especializados que participan en esta conferencia, estoy convencida de que este importante foro va a contribuir a emerger soluciones innovadoras y a proponer respuestas concretas y objetivas a las problemáticas mayores atados a la lucha contra el cáncer.
Espero que la adopción del Llamamiento de Marrakech, cinco años después del Llamamiento de Rabat, incite a los responsables gubernamentales del sector de la salud, las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones científicas concernidas a reforzar la coordinación entre ellos y a federar los esfuerzos de lucha contra esta enfermedad.
Tengo también la buena esperanza de que sus recomendaciones juiciosas sienten las bases de una cooperación internacional y regional fructuosa, y favorezcan la adopción de los diferentes tipos de colaboración entre los actores comprometidos en este dominio, con el fin de asegurar los tratamientos disponibles de esta enfermedad rabiosa y de facilitarlos el acceso.
Aprovecho esta oportunidad para rendir homenaje a los socios de la Asociación que se implicaron en la organización de esta conferencia, particularmente la OMS y el ministerio de Sanidad, desplegando incansables esfuerzos con el fin de asegurarla las condiciones de éxito.
Agradezco más particularmente a todos los que, desde su creación, apoyaron a la Asociación. Les doy la bienvenida de nuevo y les deseo una estancia agradable en la ciudad secular de Marrakech, tierra de diálogo y de apertura y encrucijada privilegiada para la mezcla fecunda de las culturas y civilizaciones, e imploro a Dios corone sus trabajos de éxito.
“Y ayudaos unos a otros en la virtud y en la piedad, no en la desobediencia ni en la transgresión". Verídica es la palabra de Dios".