“El fuerte compromiso de Marruecos, desde la creación del Consejo de Derechos Humanos y la puesta en marcha de sus instrumentos de trabajo, se confirma hoy, mediante la elección de Marruecos, en marzo de 2010, para ser cofacilitador del proceso de revisión de esta institución, ante la Asamblea General, en el marco de una nueva visión que coloca los derechos humanos en el centro del desarrollo humano sostenible”, subrayó el Soberano en un discurso dirigido a la 65º sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, y cuya lectura ha sido dada por el Primer ministro, Abbas El Fassi.
El Soberano afirmó que Marruecos “no escatimará esfuerzo alguno para la consecución de este objetivo y la emergencia de una visión convergente y responsable acerca de los genuinos valores de los derechos humanos, lejos de toda retórica o instrumentalización”.
SM el Rey subrayó, por otra parte, que Marruecos ha hecho de la protección de los derechos humanos “una opción irreversible, en el marco de una estrategia global, basada en un enfoque participativo que tiene por objeto promover la condición del ser humano y preservar su dignidad, en el seno de un modelo societal democrático y de desarrollo”.
“De acuerdo con esta perspectiva, Marruecos ha lanzado grandes obras e importantes reformas a la vez que ha alcanzado significativos y reconocidos logros en el ámbito de la ampliación de las libertades individuales y colectivas, preservando la dignidad humana y consolidando los derechos de sus ciudadanos, especialmente las mujeres, los niños y las categorías sociales con necesidades específicas”, recordó el Soberano.
SM el Rey indicó, por otra parte, que largo y arduo es el camino por recorrer para que los Estados y los pueblos del planeta Tierra puedan vivir dentro de una diversidad que sea una verdadera fuente de riqueza espiritual, cultural y civilizadora, subrayando que el diálogo entre civilizaciones ha dejado de considerarse una mera necesidad, para perfilarse como una acuciante prioridad.
“Es necesario que las Naciones Unidas se erijan en vector privilegiado de una cultura de la paz, la tolerancia, y la mutua comprensión, actuando como catalizador para una nueva forma de cooperación solidaria y comprometida, a fin de alcanzar el bienestar, el progreso y la tranquilidad de la comunidad humana y preservar su dignidad en todos los países” indicó el Soberano.