"Con su privilegiada posición geográfica, mano de obra cualificada y acuerdos de libre comercio, en particular con Europa y EE.UU., Marruecos se ha consolidado como un actor clave en la industria automovilística mundial", subraya el medio español.
En 2023, la producción marroquí de vehículos ha aumentado un 15%, superando las 500.000 unidades, indica el medio, precisando que Marruecos produce ahora más coches que Hungría y Rumanía, y se acerca a Polonia.
La publicación recuerda que las fábricas del grupo francés Renault en Casablanca y Tánger han superado los cuatro millones de vehículos producidos desde el inicio de sus actividades respectivas en 2005 y 2012. Citroën, otro importante actor francés, prevé producir alrededor de 100.000 vehículos en el país para 2027, prosiguió el medio.
Desde la pandemia, los proyectos industriales en Marruecos se han multiplicado, impulsados por el auge de los coches eléctricos y la diversificación de las cadenas de suministro, según la misma fuente.
El autor del artículo indica, por otra parte, que varios fabricantes chinos de baterías para vehículos eléctricos han anunciado proyectos en Marruecos, citando al grupo Gotion High-Tech, la empresa Hunan Zhongke Shinzoom Technology y BTR New Material, que proyecta la construcción de una planta capaz de producir 50.000 toneladas de cátodos por año.
Según la publicación, estas inversiones no se limitan a los actores chinos, señala el periódico, citando al fabricante español de componentes automovilísticos Antolin, que ya opera en Tánger, que acaba de anunciar un plan para aumentar sus inversiones en Marruecos, que ilustra la confianza de los inversores extranjeros en las oportunidades ofrecidas por Marruecos.
El medio especializado ha calificado de "milagro económico" la expansión del sector automovilístico en Marruecos, un país que quiere imponerse como "la fábrica de África".
Marruecos debería seguir siendo un destino de inversión atractivo, gracias a la calidad de sus infraestructuras que ofrecen un buen entorno para las exportaciones, lo que permite al país clasificarse como el sexto mercado emergente en cuanto a puertos, concluye El Economista.