Este enfoque, considerado como otra cara positiva de la democracia marroquí y su singularidad, tiene como objetivo final la consolidación del Estado de derecho y de las instituciones, sobre la base de la separación de poderes y vinculación de la responsabilidad a la rendición de cuentas, subrayó el Soberano en un Mensaje dirigido a los participantes en el simposio conmemorativo del 60º aniversario de la constitución del primer parlamento electo en Marruecos, que cuyos trabajos iniciaron el miércoles en Rabat.
El Reino también se apresuró a consagrar en la Constitución “el derecho de las ciudadanas y ciudadanos a presentar peticiones en el ámbito legislativo y reclamaciones a los poderes públicos, lo que puede enriquecer la labor parlamentaria", indicó el Soberano en este mensaje, cuya lectura fue dada por el presidente de la Cámara de Representantes Rachid Talbi El Alami.
El modelo parlamentario marroquí fue establecido según una concepción política visionaria basada en el escalonamiento y la acumulación de incesantes reformas constitucionales, garantizando la participación de las fuerzas vivas de la política, la sociedad y la economía, prosiguió SM el Rey.
Esta visión, explicó el Soberano, parte de una premisa que concibe la democracia no como una receta hecha, ni un modelo transferible, sino más bien una construcción gradual e inherente, que da cabida al pluralismo y a la diversidad, interactuando con el contexto nacional y las particularidades de cada país.
Con esta ocasión, Su Majestad el Rey destacó los esfuerzos realizados por Marruecos desde su independencia para consolidar la democracia representativa, que comenzaron con la participación de las fuerzas vivas nacionales en la creación de un Consejo Consultivo Nacional por el difunto SM Rey Mohammed V, el establecimiento del Estado de las instituciones, por el difunto SM Rey Hassan II, con las opciones soberanas tomadas en favor del pluralismo político y partidista, la democracia representativa, la libertad de organización, pertenencia, opinión y expresión.
“En un momento en que dominaban las ideas del partido único en muchos países del mundo (…) se ha mantenido el pluralismo político y ha prevalecido la singularidad marroquí de poseer partidos políticos serios que defienden diversos proyectos sociales, así como una sociedad civil vigilante y unas organizaciones sindicales independientes” subrayó SM el Rey.
Asimismo, el Soberano destacó que el último cuarto del siglo XX fue decisivo para completar la construcción del edificio democrático y de las instituciones electas a nivel nacional y local, reforzando las instituciones nacionales, aumentando sus poderes e implementando grandes reformas enmarcadas por dos importantes modificaciones constitucionales en 1992 y 1996, el retorno al sistema parlamentario bicameral, la ampliación de las competencias de las instituciones electas y sentar las bases de la regionalización.
Siguiendo esta vía, el Soberano afirmó que, desde su acceso al Trono de sus Gloriosos Antepasados, se ha empeñado en lanzar y patrocinar grandes reformas en diversos campos políticos, sociales, económicos y culturales.
La institución legislativa ha ocupado el centro de estas reformas estructurantes, ya sea ampliando sus competencias o mejorando la representación de la mujer, cuya significativa presencia se ha venido fortaleciendo constantemente en la institución legislativa y en los diferentes consejos electos, insistió el Soberano en este mensaje, citando en este sentido la adopción de un conjunto de reformas profundas, que culminaron con la aprobación de la Constitución de 2011, que ha permitido el lanzamiento de varias reformas estructurales, lo que constituye una señal de la excepción marroquí en materia de reformas.
El Soberano señaló también que el Parlamento se ha erigido en fuente de la legislación, añadiendo a sus competencias la evaluación de las políticas públicas y el control de la acción gubernamental.
Por otra parte, SM el Rey aseguró que la labor parlamentaria y la democracia de las instituciones representativas han alcanzado una enorme madurez, en cuanto a las competencias y a su ejercicio se refiere.
El Soberano insistió sobre el decisivo papel que ha de desempeñar el Parlamento en la difusión de los valores democráticos, la consolidación del Estado de derecho, la consagración de la cultura de participación y diálogo, así como el afianzamiento de la confianza en las instituciones electas.
A este respecto, SM el Rey se congratuló de la contribución del Parlamento marroquí en la defensa de los intereses y causas justas de nuestro país, incluida la cuestión de nuestra integridad territorial, así como el dar a conocer las diversas reformas y obras que el Reino está conociendo.
"Nos sentimos igualmente orgullosos de que la diplomacia parlamentaria marroquí esté a la vanguardia de los defensores de las cuestiones cruciales de nuestro continente africano, que hemos colocado a la cabeza de nuestras prioridades en la política exterior", afirmó el Soberano.
SM el Rey sostuvo también que la acción del Parlamento marroquí se lleva a cabo “en pleno compromiso con la doctrina de la diplomacia marroquí, cuyos cimientos Hemos asentado sobre la base de la no injerencia en los asuntos internos de los países, el respeto de su unidad nacional e integridad territorial, la contribución al mantenimiento de la paz y la estabilidad, además del arreglo de las crisis y conflictos por medios pacíficos y preventivos".
No obstante, “a pesar de los logros alcanzados en este ámbito, es necesario redoblar los esfuerzos para elevar la democracia representativa institucional al nivel que le deseamos y que honra a Marruecos", dijo SM el Rey, citando a este respecto los desafíos más destacables que deberían superarse, en particular la necesidad de dar prioridad a los intereses supremos de la nación y de los ciudadanos sobre otros cálculos partidistas y la moralización de la vida parlamentaria mediante la adopción de un código ético por las dos cámaras de la institución legislativa.
El Soberano insistió también en la necesidad de lograr la armonía entre el ejercicio de la democracia representativa y la democracia participativa; además de obrar por elevar la calidad de las élites parlamentarias y electas, favoreciendo un mayor acceso de las mujeres y jóvenes a las instituciones representativas.
"He aquí unos retos por los que hay que emplearse seriamente para poder alcanzarlos, especialmente en el contexto de las grandes obras de reforma y proyectos estructurantes que Marruecos está llevando a cabo, que inevitablemente tendrán un impacto significativo en la consecución del mayor progreso y prosperidad a los que aspiramos alcanzar para nuestro querido pueblo", indicó el Soberano.