Esta política global de inmigración, humanista, pragmática y solidaria, hace de Marruecos una tierra de acogida y dignidad, donde los refugiados y migrantes gozan de plena protección y tienen igual acceso que los ciudadanos marroquíes a la educación, la vivienda, la salud, la formación profesional y el empleo.
Pionera, integradora y responsable, esta política, basada en una gestión humanizada de las fronteras que tiene en cuenta los grandes cambios del fenómeno migratorio a escala regional e internacional, consagra los fundamentos constitucionales del Reino y su enfoque dinámico de la gobernanza de las migraciones, que se basa en los principios de los derechos humanos y el paradigma cardinal de la protección de los migrantes y las personas vulnerables.
Dominada por un enfoque humanista y protector de los migrantes, esta política refleja el enfoque coherente de las autoridades marroquíes, en consonancia con la orientación estratégica fijada por la Alta Visión Real en 2013 para la aplicación de una nueva Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo, humanista e integradora.
Regularización de migrantes: Marruecos marca el ritmo
El despliegue de esta nueva Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo dio lugar a la puesta en marcha en 2014 y 2016 de dos operaciones excepcionales de integración de migrantes que residían ilegalmente en Marruecos, durante las cuales se regularizó la situación de más de 50.000 extranjeros, procedentes principalmente de países del África subsahariana.
El objetivo de estas operaciones de regularización de la situación de los migrantes ilegales es permitirles disfrutar plenamente de sus derechos económicos y sociales fundamentales y facilitar su integración en el mercado laboral.
Para el Reino, esta política sin precedentes de integración de los migrantes a escala continental es una elección deliberada que contribuye a enriquecer la diversidad y la vitalidad de la sociedad marroquí, fundada desde hace milenios sobre un modelo perfecto de apertura a los demás, de hospitalidad y de mestizaje cultural y civilizacional.
Los objetivos de esta política se basan en un sistema de valores compartidos que constituye el ADN de la sociedad marroquí desde hace miles de años.
De acuerdo con esta estrategia, que confirma la vocación eminentemente africana del Reino y se basa en un enfoque solidario e integrador, Marruecos acoge en sus universidades a más de 12.000 estudiantes subsaharianos, el 90% de los cuales reciben becas del gobierno marroquí.
La dimensión humana de la gestión de las migraciones en Marruecos reside también en las operaciones de retorno voluntario organizadas con la Organización Internacional para las Migraciones para los migrantes que desean volver a su país de origen, respetando plenamente sus derechos y su dignidad y en coordinación con los países africanos. Más de 8.100 nacionales africanos se han beneficiado de estas operaciones desde 2018.
Marruecos, tierra de acogida para los migrantes
Con este mismo espíritu, Marruecos ha querido incluir a los migrantes y refugiados en la campaña de vacunación Covid-19, y ahora está estudiando la manera de ampliar el acceso al ambicioso proyecto de extensión de la protección social a los extranjeros que viven en Marruecos.
Con vistas a reforzar la gestión humanitaria de las fronteras, Marruecos adoptó en 2020 un conjunto de "procedimientos normalizados para un sistema de orientación y atención a los migrantes rescatados en el mar o aprehendidos en las fronteras", con el fin de organizar el proceso de acogida, orientación y atención a los migrantes en función de su estatus, ya sean migrantes económicos, solicitantes de asilo o víctimas de la esclavitud.
Por otra parte, y a diferencia de otros países de la región para los que la cuestión colectiva es abstracta, Marruecos se considera un Estado creíble y un socio fiable en la escena regional, que asume sus responsabilidades en materia de control de fronteras y de lucha contra todas las formas de tráfico fronterizo, incluido el tráfico ilícito de migrantes y la trata de seres humanos.
Gracias a todos estos esfuerzos, Marruecos es uno de los primeros países del Sur que ha adoptado una auténtica política de solidaridad para acoger a los migrantes subsaharianos, basada en un enfoque humano integrado que protege sus derechos y preserva su dignidad.
Por tanto, puede considerarse un modelo para muchos países del continente, al haber sido el primer país árabe en adoptar una política de este tipo, al igual que puede enorgullecerse de ser una de las primeras naciones en haber ratificado la Convención de Ginebra.
La aplicación de esta estrategia nacional sin precedentes a escala regional ha suscitado reacciones positivas tanto por parte de los Estados como de las organizaciones internacionales, y ha valido al Reino el reconocimiento internacional y continental, que se ha traducido en el nombramiento de SM el Rey Mohammed VI como Líder de la Migración en África.
Del mismo modo, en el marco de los esfuerzos humanos de Marruecos para proteger la dignidad y los derechos de los migrantes y las víctimas vulnerables de la mafia y el crimen organizado, la Marina Real Marroquí ha rescatado a más de 17.000 personas en el mar entre 2021 y 2022, y se han desmantelado más de 1.300 redes de tráfico de personas e inmigración ilegal solo en los últimos cinco años.
En este sentido, el enfoque marroquí se centra en la protección de los derechos de los migrantes, no solo en las fronteras terrestres o marítimas, sino en una perspectiva más amplia que incluye secuencias posteriores al retorno vinculadas a la atención, la orientación, el apoyo y el seguimiento con proyectos de vida alternativos mediante la integración o una segunda oportunidad a través del retorno voluntario.