Se trata de un aumento considerable de cerca del 62% con respecto a la campaña anterior, indicó el ministerio en un comunicado, precisando que esta producción se deriva de una superficie sembrada en cereales principales de 3,67 millones de hectáreas frente a 3,57 millones de hectáreas en 2021/2022, lo que supone un aumento del 2,8%.
Por especies, esta producción se distribuye en trigo blando (29,8 Mqx), trigo duro (11,8 Mqx) y cebada (13,5 Mqx), precisa la misma fuente.
Asimismo, cuatro regiones participan en el 82,9% de la producción nacional: Fez-Mequínez (27,1%), Rabat-Salé-Kenitra (26,5%), Gran Casablanca-Settat (16,9%) y Tánger-Tetuán-Alhucemas (12,4%).
Por otra parte, el comunicado subraya que el 27 de abril, la actual campaña agrícola registró una precipitación acumulada de 207 mm, lo que supone una disminución del 36% con respecto a un año normal (322 mm) pero un aumento del 13% con respecto a la campaña anterior (184 mm) en la misma fecha.
El inicio de la campaña se caracterizó, destaca la misma fuente, por unas condiciones climáticas desfavorables, con un retraso de las primeras lluvias y un déficit hídrico importante y una distribución espacial y temporal inadecuada, sobre todo desde septiembre hasta los primeros diez días de noviembre de 2002, lo que retrasó la implantación de los cultivos de otoño y repercutió negativamente en el estado de los pastizales.
Las precipitaciones se concentraron en los segundos diez días de noviembre de 2022 hasta finales de febrero de 2023, con precipitaciones débiles en marzo y principios de abril en algunas zonas.
Asimismo, la actual campaña se caracteriza, continúa el comunicado, por la inestabilidad de las temperaturas, con mínimas bajas en febrero y marzo y por encima de los niveles de la campaña anterior a partir de abril.